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Saturday, November 11, 2006

Hoy:
La segunda oportunidad..
Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo, su heredero...
Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas.. estar con sus amigos y ser adulado por ellos.. Su padre siempre le advertía que sus amigos sólo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, lo abandonarían...
Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyeran un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito: "Para que nunca desprecies las palabras de tu padre". Más tarde, llamó a su hijo, lo llevó al establo, y le dijo: "Hijo mío, yo ya estoy viejo y, cuando me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío... Y yo sé cuál es tu futuro"...
Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos. Venderás todos tus bienes para sustentarte y, cuando no tengas más nada, tus amigos se aparatarán de tí. Sólo entonces te arrepentirás amargamente de no haberme escuchado. Fue por ésto que construí esta horca."
"Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella", el joven se rió, pensó que era un absurdo, pero, para no contradecir al padre, prometió, pensando que jamás éso podría suceder...
El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, pero, así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió a sus amigos y hasta la propia dignidad. Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vió que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: "Ah, padre mío.. si yo hubiese escuchado tus consejos.. pero ahora es demasiado tarde.."
Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vió el establo. Con pasos lentos se dirigió hasta allá y entrando, vió la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó: "Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude darle alegría cuando estaba vivo, pero, al menos esta vez, haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada más..."
Entonces, él subió los escalones, se colocó la cuerda en el cuello, y pensó: "Ah si yo tuviese una nueva oportunidad"..Entonces se tiró desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta... Era el fin....
Pero el brazo de la horca era hueco. Se rompió fácilmente y el joven cayó al suelo. Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos brillantes... La horca estaba llena de piedras preciosas y una nota también cayó en medio de ellas. En ella estaba escrito:
"Esta es tu nueva oportunidad, no la desaproveches"..Te amo hijo!."
*Dios es así también con nosotros, cuando nos arrepentimos de corazón, podemos ir hasta Él, Él siempre nos da una nueva oportunidad.
Hasta mañana si Dios quiere, adios.

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